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La reducción del empleo incrementa el número de familias sin techo en Japón

Japan homeless temporary worker

A homeless man walks with his belongings through a park in Tokyo on Dec. 26.

Por  MARI YAMAGUCHI - 16 de Febrero de 2009 - Para Associated Press

En el ámbito empresarial de Japón, perder el trabajo también puede implicar perder la vivienda. A medida que las principales compañías reducen su personal por el receso económico, muchos trabajadores japoneses se encuentran en la calle porque se ven obligados a desocupar la vivienda que le brinda la empresa. Sadanori Suzuki es uno de ellos.

Este hombre de 26 años perdió su trabajo en una fábrica automotriz en el mes de diciembre y, a mediados de enero, lo echaron de la vivienda que le proveía su empleador. Recorrió desde caber cafés, que suelen tener habitaciones privadas o compartidas como las pensiones, hasta hoteles “cápsulas”, que son compartimientos individuales con aspecto de ataúdes y que sólo sirven para dormir. Pero durante dos semanas, estuvo casi en quiebra y viviendo en la calle.

Luego, encontró un templo Shinto en Kawagoe, un suburbio de Tokio, donde pensó refugiarse por un tiempo. Pero el lugar estaba cerrado. En su desesperación, Suzuki comenzó a incendiar la capilla, luego llamó a la policía desde un teléfono público cercano y se entregó. Cuando lo arrestaron, la semana pasada, tenía tan sólo 10 yenes (11 centavos de dólar).

En un país donde el trabajo vitalicio ha sido considerado por mucho tiempo el estándar ideal, los japoneses están descubriendo con rapidez que la red de seguridad para el desempleo dirigida a los trabajadores de tiempo parcial, temporarios o con contrato, lamentablemente se volvió obsoleta.

"En Japón, muy a menudo la gente pierde la vivienda apenas pierde el trabajo”, comentó Makoto Yuasa, director del Independent Life Support Center, un grupo activista de base. “No hay protección para aquellos que tienen la capacidad de trabajar y están desempleados”.

El gobierno informó el lunes que la contracción de la economía japonesa en el cuarto trimestre fue la más veloz de los últimos 35 años –a un ritmo anual del 12,7 % – y no muestra signos de revertir el curso en un futuro cercano. Supera tres veces el 3,8 % de contracción anual de Estados Unidos en el mismo trimestre.

De acuerdo con los últimos cálculos del gobierno, que se conocieron el mes pasado, unos 125.000 trabajadores de tiempo parcial perderán sus trabajos en el mes de marzo. Los funcionarios del Ministerio de Trabajo no pueden hacer el seguimiento de todas las personas que pierden el empleo pero, de las 45.800 que observadas por el gobierno, 2.700 perdieron su vivienda.

Los cálculos privados de desempleo son aún mayores –más de 400.000 desempleados nuevos a fin de mes – de los que, estiman, más de 30.000 se quedarán sin vivienda, una cifra que es aproximadamente el doble de las cifras de las personas sin techo a escala nacional. Según las fuentes del gobierno, el número de personas sin techo es de 16.000 y ha ido disminuyendo ligeramente durante varios años.

“Esto es sólo el principio. En las semanas y los meses próximos, el número aumentará”, afirmó Hitoshi Ichikawa, un funcionario del Ministerio encargado de las políticas de trabajo. 

La gran incorporación de empleados temporarios en las industrias fabriles recién se legalizó en 2004, lo que permitió que empresas importantes, como Toyota y Canon, dependan de este tipo de contratación. Así, las empresas pueden ajustar la producción en torno a las demandas extranjeras, a través de agencias de contratación que por lo general brindan residencia a los empleados.

Aproximadamente un tercio de la fuerza de trabajo de Japón está constituida por trabajadores temporarios, entre los que se incluyen los 3,8 millones de trabajadores menos calificados que son enviados a todo el país para proveer mano de obra según la demanda.

Una clave para la frágil recuperación económica de Japón fue la proliferación de las agencias de empleos temporarios, agentes que permiten que las empresas brinden trabajo sin tener que pagar beneficios extras y luego despedir a la gente sin consideración alguna. Otro factor son los “trabajadores libres” (freeters ), un creciente grupo de gente joven que prefiere cambiar constantemente de un trabajo temporal a otro.

Makoto Kawazoe, promotor de un sindicato independiente, dijo que los trabajadores temporarios están mal remunerados y reciben los trabajos más duros en las fábricas. El salario mensual básico es de 150.000 yenes (U$S 1.650) en promedio, lo que apenas les permite llegar a fin de mes. Por lo general, cuando son despedidos y a su vez desalojados, la mayoría no posee ahorros. El 75% de los trabajadores temporarios de Japón gana menos de dos millones de yenes al año (U$S 21.740).

“No les queda otra opción mas que confiar en las agencias de empleo para conseguir otro trabajo con alojamiento”, comentó Kawazoe. “Una vez que ingresas a este círculo, resulta difícil salir”.

“El empleo con alojamiento permite que las personas comiencen a trabajar de inmediato, sin perder tiempo en busca de un lugar para vivir”, agregó Kawazoe. “Es un plan para atraer a los pobres, ofreciéndoles un salario bajo y un trabajo arduo, que los mantiene dentro del sistema”.

El nivel de desempleo en Japón aumentó considerablemente en diciembre hasta un 4,4 %, 0,5 puntos por encima del mes anterior. Esto refleja 2,7 millones de desempleados, más de 39.000 en comparación con el año anterior; el número de personas bajo protección social del gobierno creció en más de 46.000 individuos desde entonces. En Tokio y en las principales ciudades del país, el número de personas que depende de la protección oficial creció un 35 % sólo en el mes de enero.

Las estadísticas se ven claramente reflejadas en las calles.

Las agencias de empleos “Hello Work” dirigidas por el gobierno están abarrotadas de personas en busca de trabajo; muchas de ellas llevan todas sus pertenencias en una bolsa de compra. Se postulan por una única asignación de 100.000 yenes (U$S 1.090) y una vivienda de renta baja, lo que los legisladores de la oposición y los grupos defensores consideran muy escaso.

La semana pasada, en un debate del Parlamento, el Ministro de Economía Kaoru Yosano le pidió encarecidamente a las compañías que hagan un esfuerzo para proteger a sus trabajadores.

“Las grandes compañías tienen la responsabilidad social de preservar a su personal”, dijo. “Si ignoran esa responsabilidad, son unos incompetentes”.

Pero el Primer Ministro Taro Aso –quien prometió crear 1,6 millones de puestos de trabajos en los próximos tres años – dijo que el gobierno presentó programas como, por ejemplo, préstamos para vivienda y subsidios para que las empresas mantengan su fuerza de trabajo.

“Les brindamos apoyo a aquellos que perdieron el trabajo y la vivienda y vamos a continuar tomando las medidas que sean necesarias”, expresó en la sesión parlamentaria del lunes.

Aún así, la situación se ha vuelto tan complicada que algunas asociaciones vecinales de la zona de Tokio instalaron duchas para aquellos que quieran asearse antes de continuar con la búsqueda de empleo.

En las vacaciones de Año Nuevo, un grupo de sindicalistas instaló varias carpas en el parque Hibiya de Tokio, que no tardaron en llenarse de gente.  De inmediato, el Ministro de Trabajo habilitó un gimnasio público cercano para evitar el desborde. Cientos de personas se trasladaron desde las afueras cuando se esparció la noticia. Más tarde, el gobierno puso a disposición viviendas sociales desocupadas en varias localidades de Tokio para 4.000 personas, a través de un convenio de ayuda financiera y de renta.

Las compañías dicen que también están respondiendo a la crisis. Toyota anunció que, durante el mes de marzo, no prorrogará los contratos de trabajo de 1.700 trabajadores temporarios, de un total de 4.700. Pero a su vez prometió trasladar algunos de ellos a puestos de tiempo completo o transferirlos a subsidiarias o filiales.

“Estamos trabajando lo mejor que podemos”, manifestó de manera anónima un representante de Toyota, debido a la delicadeza del tema.

Además, a partir de diciembre, Toyota permite que los trabajadores temporarios permanezcan por un mes en las residencias que brinda la empresa, sin pagar ningún costo. Antes de esto, un trabajador temporáneo tenía solo tres días para empacar y marcharse.

Articulo: http://www.msnbc.msn.com/id/29225568//


Les Traducteurs Volontaires pour le droit au logement sans frontières de l'IAI qui ont collaboré à la traduction de ce texte sont :

Carolina Fortini, Ines Marchi